El documental Tokyo-Ga (Wim Wenders, 1985) recorre el imaginario cinematográfico de Yasujiro Ozu a través de la exploración de situaciones de la vida cotidiana japonesa.
En la aproximación a las salas de pachinko, quedan descritas el conjunto de condiciones culturales que han propiciado el aumento y la popularidad de estos espacios en la ciudad. Probablemente, el éxito del pachinko surja de la yuxtaposición de necesidades contrarias, uniendo el disfrute instintivo del riesgo imprimido por el azar dentro del juego, insertado en un marco seguro y exhaustivamente controlado, ambientes programados que eliminan la indeterminación que pueda originar cualquier imprevisto.
La sensación de libertad aparente es generada a través de un conjunto de dispositivos. Estos funcionan como distorsionadores de la percepción (perspectivas controladas, espejos), que pretenden evocar una realidad compleja y múltiple, ocultando la determinación única ofrecida, cuya elección es obligada y asegurada por los dispositivos de control, encargados de detectar y suprimir cualquier disconformidad en el espacio homogéneo resultante.
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